La fecundación in vitro y la inseminación artificial no son lo mismo, son dos técnicas de reproducción asistida diferentes. Cada una de ellas está indicada para una serie de problemas de fertilidad y el procedimiento a seguir es distinto en una y otra técnica.
La reproducción asistida incluye diversas técnicas y es normal que al empezar a buscar información surjan dudas sobre cuál de ellas es mejor. En un primer momento, la elección de la técnica depende del especialista, puesto que es quién conoce exactamente las indicaciones de las técnicas y valorará los posibles riesgos y resultados, aunque es el paciente quien acepta la técnica y decide si finalmente quiere realizarla.
Lo idóneo es confiar en el especialista y aceptar su criterio, puesto que siempre intentará intervenir lo mínimo posible para tener posibilidades reales de conseguir el embarazo.
Diferencias en el proceso de reproducción asistida
La IA (inseminación artificial) es una técnica más sencilla que consiste en depositar el semen en el interior de la cavidad uterina. La fecundación del óvulo se produce de forma natural en el cuerpo de la mujer.
Sin embargo, en la FIV (fecundación in vitro) previamente se extraen los óvulos de la mujer, para realizar la fecundación en el laboratorio y transferir los embriones al interior del utero. Es una técnica mucho más compleja que la inseminación y requiere de una intervención quirúrgica (la punción folicular), que se realiza con una sedación endovenosa.
En ambas técnicas se emplea medicación para estimular el ovario para producir óvulos maduros en un ciclo, aunque la estimulación es distinta dependiendo de la técnica.
En la inseminación, las dosis de la medicación son mucho menores que para la fecundación in vitro, puesto que se pretende obtener un menor número de folículos, 1 o 2 solamente, para reducir la probabilidad de embarazo múltiple.
En una fecundación in vitro, en cambio, se pueden obtener 12 o más óvulos sin que suponga ningún problema, puesto que se extraerán en la punción folicular para fecundarlos en el laboratorio y producir los embriones. Entre los de mejor calidad se transferirán generalmente uno o dos, de forma que se consigan unas altas tasas de embarazo pero se reduzca la probabilidad de embarazo múltiple.
¿Cuándo hacer IA y cuándo FIV?
Las indicaciones para cada técnica son distintas. En el caso de la inseminación artificial:
- Se recomienda en mujeres menores de 37 años.
- Las trompas de Falopio deben ser permeables, estar sanas y en su correcta posición.
- El semen debe presentar una calidad aceptable, con un recuento de espermatozoides móviles de al menos 5 millones.
Por su parte, la FIV se indica ante mayores alteraciones de la fertilidad:
- Alteraciones graves de la ovulación o baja reserva ovárica.
- Patologioa irreparable de las trompas de Falopio
- Multiples fallos previos de inseminación.
- Alteraciones moderadas o más severas de la fertilidad masculina.
-
Probabilidad de embarazo
Las tasas de éxito también son distintas. Así, mientras que en una inseminación rondan el 20%, con la fecundación in vitro se puede alcanzar hasta el 60%. Es importante entender que estas cifras son aproximadas y que dependen en gran medida de la causa de esterilidad y la edad de la mujer.
Aquellas mujeres con una edad inferior a 30 años son las que tienen mayor probabilidad de éxito. Con la inseminación artificial, se tiene una especial consideración de la edad de la mujer, puesto que en la mayoría de los centros no realizan inseminaciones a mujeres por encima de los 37 años por su baja probabilidad de embarazo. En la FIV, se considera que las mujeres por debajo de 35 años tienen un mejor pronóstico.
Como resumen, debe quedar claro que no existe una técnica mejor que otra, sino que cada técnica se adecua más a un tipo de pacientes. Es primordial personalizar al máximo los tratamientos de fertilidad, ya que cada mujer y cada persona son distintas.
FUENTE: https://www.reproduccionasistida.org/
Extraído del artículo original https://www.reproduccionasistida.org/fecundacion-in-vitro-fiv/