Si una pareja no consigue el embarazo de forma natural, empieza a pensar en alternativas para conseguir el embarazo.
En una pareja heterosexual, se debe recurrir al especialista en fertilidad tras un año de intento, o seis meses si la mujer es mayor de 37 años. En el caso de mujeres que deciden ser madres solas deben visitar una clínica en cuanto tengan deseos reproductivos.
La reproducción asistida incluye diversas técnicas y es normal que al empezar a informarse surja esta duda en los pacientes: ¿inseminación artificial o fecundación in vitro?
Elegir la técnica de reproducción
En un primer momento, la elección de la técnica de fertilidad depende del especialista, puesto que es quién conoce exactamente las indicaciones de las técnicas, valorará los posibles riesgos y la tasa de éxito. Aunque es el paciente quien acepta la técnica y decide si finalmente quiere realizarla, en ocasiones puede apostar un tratamiento que tenga un menor intervención o incluso un mayor riesgo.
Lo idóneo es confiar en el especialista y aceptar su criterio, puesto que siempre intentará intervenir lo mínimo posible para tener posibilidades reales de conseguir el embarazo. Durante la visita, los pacientes deben mostrar sus inquietudes y dialogar con el médico sobre su visión del tratamiento y qué les gustaría hacer.
Diferencias entre inseminación y FIV
La inseminación artificial es una técnica más sencilla, consiste en depositar el semen en el interior de la cavidad uterina. La fecundación de los embriones, se produce de forma natural en el cuerpo de la mujer.
Sin embargo, en la FIV (fecundación in vitro) previamente se extraen los óvulos de la mujer, para realizar la fecundación en el laboratorio y transferir los embriones. Es una técnica mucho más compleja que la inseminación y requiere de una intervención quirúrgica, la punción folicular que se realiza bajo una anestesia leve.
En ambas técnicas se emplea medicación para estimular el ovario y producir más óvulos en un ciclo, de esta forma aumentan las posibilidades de embarazo. La estimulación es distinta dependiendo de la técnica, en la inseminación las dosis de la medicación son mucho menores que con la fecundación in vitro, puesto que se pretende obtener un menor número de folículos. Mientras que en una inseminación se pretende conseguir 2 o 3 folículos para que como máximo maduren dos óvulos, en una fecundación in vitro se pueden obtener 12 o más sin que suponga ningún problema, puesto que los óvulos se extraerán en la punción folicular.
Indicaciones
Las indicaciones para cada técnica son distintas, en el caso de la inseminación artificial:
- Se recomienda en mujeres menos de 35-37 años.
- La ovulación debe producirse de forma natural, o las alteraciones deben ser mínimas
- Las trompas de Falopio deben ser permeables y no debe existir un problema grave de fertilidad femenina.
- En el caso de pareja masculina, el semen debe presentar una calidad mínima, con un recuento de espermatozoides móviles de al menos 3 millones.
Mientras que la FIV se indica ante mayores alteraciones de la fertilidad:
- Es necesario presentar ovulación, aunque es más sencillo obtener una respuesta por parte del ovario puesto que las dosis de medicación son mayores.
- No es necesario tener permeabilidad tubárica (trompas permeables).
- Se indica ante fallos previos de inseminación.
- Deben existir espermatozoides, pero se puede realizar con alteraciones moderadas de infertilidad masculina.
Probabilidad de embarazo
Las tasas de éxito, también son distintas, mientras que en una inseminación ronda el 20%, con la fecundación in vitro se puede alcanzar hasta el 40%. Es importante entender que estas cifras son aproximadas, depende en gran medida de la causa de esterilidad y la edad de la mujer.
Aquellas mujeres con una edad inferior a 30 años, son las que tienen mayor probabilidad de éxito. Con la inseminación artificial, se tiene una especial consideración de la edad de la mujer, puesto que en la mayoría de los centros no realizan inseminaciones a mujeres por debajo de los 37 años por su baja probabilidad de conseguir el embarazo. En la FIV, se considera que las mujeres por debajo de 35 años son aquellas que tienen un mejor pronóstico.
Como resumen, debe quedar claro que no existe una técnica mejor que otra, si no que cada técnica se adecua más a un tipo de pacientes, es primordial personalizar al máximo los tratamientos de fertilidad, cada mujer y cada persona son distintas.
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